El diseño se basa en una Pentaflor, un patrón geométrico armónico. Es un símbolo construído con 10 esperales áureas ordenadas sobre un pentágono. En el punto de encuentro donde se generan las espirales, se crea un vacío estructural, alrededor del cual giran los distintos espacios del hogar, propiciando un sutil movimiento de energías de mayor vibración (aumentando la percepción, la sensibilidad y los sentimientos en el día a día). Este vacío estructural (centro) es un patio lleno de vida, luz, agua y plantas.
Al vincular al ser humano con la Arquitectura biológica-energética se logra que las ondas cerebrales puedan esparcirse en la proporción áurea, creando bienestar y armonía. La implantación del proyecto fue decidida mediante el diseño bioclimático, teniendo en cuenta el sol y los vientos. Para el cerramiento vertical se está utilizando una técnica de construcción natural que se llama COB, una mezcla de tierra arcillosa, arena y fibra. Su forma de construcción es idéntica a la del hornero; se dice que construir con COB es como construir una espiral, que vuelve sobre si misma, pero nunca al mismo lugar. Nos recuerda que la vida es movimiento, donde nada se repite nunca de la misma manera.
Se utilizó el techo vivo que optimiza la aislación térmica, el almacenamiento de calor en la vivienda, su aislación acústica y la regulación de la humedad. A largo plazo son considerados más económicos que las cubiertas convencionales, pues su mantenimiento es mínimo. Se dice que el techo vivo ayuda al buen estado de ánimo de los seres que habitan el hogar por sus aromas a hierbas y la estética natural.
La instalación sanitaria sustentable, ya que reciclamos aguas grises y aprovechamos el agua de lluvias, contribuyendo con la naturaleza y la comunidad.