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Columna
Opinión
ESPACIOS ¿VERDES?

La idea del verde público, surge junto al Urbanismo como disciplina, en el Siglo XIX, como reacción a los problemas de las recientes ciudades industriales. Antes había parques y jardines privados para uso y disfrute solo de la aristocracia y el clero.
Hoy es conocido el parámetro de 10 m2 sugerido por la OMS como cantidad óptima de espacio verde a conseguir por habitante en una ciudad. Cabe señalar que las ciudades Argentinas, están en general muy lejos de conseguir este valor, la mayoría disponen solo entre 2 y 5 m2 por habitante. En Merlo, se ha avanzado últimamente en la localización de los terrenos fiscales, pero todavía no están todos identificados en un plano, por lo que aún es difícil planificar. De todos modos, estimo que la cantidad disponible estará por arriba del parámetro de 10m2 por habitante, incluso a pesar de una historia de descuido, donde se han perdido espacios públicos. Este valor de referencia sirve pero es relativo, y hablar de cantidad solamente es insuficiente.
Hay que considerar a los espacios verdes de la ciudad, como un SISTEMA INTEGRADO, en el que se referencian las distintas escalas y tipos, desde los parques urbanos hasta las plazas y otros pequeños lugares. Además veredas, paseos peatonales, arbolado público, espacios de reserva, baldíos, riberas de arroyos, jardines privados y semipúblicos, techos verdes, estacionamientos públicos con árboles, polígonos industriales con fuelles de verde y parques internos, balnearios, zonas periurbanas, etc.
También hay que mencionar las distintas funciones de los espacios verdes, que se complementan: la biológica y ecológica, la recreacional, la social estimulando el encuentro, la función paisajística y el disfrute visual. Pero siempre considerando el conjunto como una RED CONTÍNUA, no como ISLA. Estamos acostumbrados a que el espacio verde, es dejar una Plaza dentro de un Barrio, cuando se lotea, y después en todo caso lo tratamos de equipar. Sin la necesaria visión de conjunto, confinándolo solo a algunas plazas, muchas veces fuera de escala y sin tratamiento, resultan escasos los resultados que obtendremos. Así tenemos zonas con carencias y otras con superposiciones: en Merlo hay una plaza a 50 mts de otra (Barrios 207 y 57 viviendas), construidas en la misma época, una bajo administración de la Empresa Constructora y otra del Municipio. Ambas están notoriamente subutilizadas.
La gran mayoría de las plazas de la Villa de Merlo, NO SE USAN ó están subutilizadas. ¿Por qué?: no hay masa crítica mínima de habitantes en su entorno y generalmente carecen de interés y equipamiento, cuestión además difícil de atender porque sin la densidad mínima de habitantes para garantizar el uso, resultan poco viables la inversión inicial y el mantenimiento posterior. Dicho en criollo: si entre 50 contribuyentes tenemos que mantener una plaza, no nos va a dar el cuero. Solo funcionan en Merlo unas pocas Plazas como la central, la del Casino, la pequeña plazoleta de Barranca Colorada y algunos sitios donde se ubicó recientemente el equipamiento denominado “plazas saludables” (un gran acierto).
Se pueden romper algunos esquemas conceptuales y hasta inventar ó crear plazas y espacios públicos: porqué no pensar, sobretodo en una ciudad con topografía como Merlo, que la cubierta de una escuela u otro equipamiento comunitario, sea una plaza pública conectada a la calle? Más allá de las cuestiones burocráticas, es posible utilizar recursos de este tipo, que dejarían más tierra pública disponible para vivienda social y equipamiento urbano y fundamentalmente garantizarían su uso. El proyecto para la construcción en Buenos Aires del nuevo Estadio de San Lorenzo de Almagro por ejemplo, incluye un espacio público recreativo sobre el techo de las tribunas, y además una serie de funciones que lo harán si se construye, un multicentro de actividades públicas y semipúblicas de uso continuo.
Los desafíos pendientes, son, en primer lugar, terminar de identificar todos los espacios de propiedad fiscal y visibilizarlos en un plano, para poder diseñar una política municipal de tierras. Determinar cuáles son los destinados a Espacios Verdes y vincularlos entre sí en un concepto global de Ciudad Verde. Diseñar y equipar los que sean necesarios y factibles en la etapa actual de la ciudad, y dejar las reservas para futuro, interviniendo mínimamente para limpiar, conservar y forestar con una estructura básica. Estar atentos a todas las posibilidades de conseguir nuevos sitios y disponer mecanismos flexibles, para poder cambiar, vender, comprar, urbanizar, etc. según dicten las políticas de tierras adoptadas. Eso sí, cuando tengamos por fin el ansiado plano con todos los Espacios Verdes identificados, para destacar su importancia, hacerlos visibles y evitar que alguien corra el alambrado, pintémoslos de ROJO.

Daniel Fassi
fassidaniel@merlo-sl.com.ar

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