Sólo un 3,5% del agua de la tierra es dulce y la mayor parte de ella se encuentra congelada en los polos. Únicamente un 0,25 % del total es agua dulce aprovechable.
El agua se desperdicia en casi todas partes. Hasta que realmente escasea, casi todos los países y casi todas las personas consideran natural tener acceso al agua dulce. En la Argentina se gastan 500 litros de agua por día cuando la OMS recomienda un uso razonable de 50 litros diarios. En los países de la Unión Europea el promedio es de 200 litros, mientras que en algunos países de África sólo se dispone de 15 litros por persona y en algunos casos extremos, 5 litros. Si bien no es mucho lo que como ciudadanos podamos hacer para cambiar esta desigual distribución global en el acceso al agua, sí podemos ser conscientes y cuidadosos en cuanto al uso eficiente de la misma.
La obtención de agua potable para una población humana siempre creciente y el uso de las reservas subterráneas que buscan obtener mayores rendimientos en la agricultura no hacen más que agravar el problema.
Entre las áreas más comprometidas, la jardinería -fuertemente ligada al consumo y, con frecuencia al derroche de agua- se encuentra en una zona de peligro inminente.
El ciclo del agua en la ciudad es muy ineficiente por varias razones: poca agua de lluvia es utilizada donde cae y el escurrimiento es muy alto, se perforan pozos para explotar un acuífero que no se recarga, se transporta agua desde presas y ríos con grandes costos y la mayoría de las superficies como tejados y pavimentos son impermeables.
Por esta razón es imprescindible adoptar técnicas de Xerijardinería que optimicen el riego y ahorren la mayor cantidad posible de este bien tan escaso.
Existen varios métodos de riego aplicables. Se elige uno u otro en función de las necesidades hídricas de la zona a regar (hidrozonas)
El riego manual: es una forma de riego útil para zonas que necesitan aportes de agua en momentos puntuales o plantas recientemente trasplantadas. La efectividad de este sistema depende mucho de la pericia de la persona que riega. Si el riego se efectúa con cuidado, este tipo de riego es más eficaz que el riego por aspersión en cuanto a consumo.
El riego por aspersión: distribuye el agua una vez pulverizada en forma de lluvia artificial que cae a la superficie del suelo humedeciéndolo de forma uniforme. Es aconsejable en zonas de césped o similares. En función de la superficie a regar, elegiremos aspersores o difusores.
El riego localizado: el agua se aplica en puntos concretos del suelo, de modo que sólo se humedece una parte del mismo. A la vez que se reduce la evaporación del agua, este sistema permite aportar a cada planta la cantidad exacta de agua, con lo cual el ahorro es considerable (2 a 5 veces menos que la aspersión)
En el riego por goteo el agua se aplica a la planta mediante goteros, que riegan gota a gota, a baja presión.
En el riego por microaspersión pueden utilizarse microaspersores y microdifusores, que tienen un funcionamiento similar al de los aspersores y difusores, pero son más pequeños y su radio de acción es menor.
Para conseguir mayor ahorro y efectividad en el riego por aspersión y goteo, es aconsejable incorporar un programador de riego que permita aportar a la planta la cantidad de agua necesaria en la hora y el día adecuado.
*Es conveniente regar en horas de menos calor (por la mañana o al atardecer) Hay menos evaporación porque es menor la temperatura, y la tierra absorbe mejor el agua.
*Plantar los árboles y arbustos a principios de otoño. De esta manera las raíces tienen más tiempo de penetraren el suelo y preparase para afrontar el verano.
*Hay que procurar no colocar árboles o arbustos en zonas de césped, ya que dificultan el riego uniforme y además no necesitan tanta agua como el césped.
*Regar árboles y arbustos pocas veces aunque con generosidad. Las plantas desarrollan sus raíces a mayor profundidad con lo que resisten mejor la sequía.
*Los árboles y arbustos recién plantados necesitan riegos frecuentes. Sin embargo, una vez que han enraizado bien (aproximadamente en un par de años), los riegos serán cada vez menos necesarios.
*Regar demasiado puede ser tan nocivo como hacerlo insuficientemente. Las raíces tienen reservas como para sobrevivir solas un cierto tiempo, sobre todo si se pone especial cuidado en airear y carpir el suelo. Cada planta tiene sus propios requerimientos que es necesario conocer.
*En tiempos de sequía extraiga regularmente las flores secas y los frutos ya que agotan a las plantas.